Una cuestión transversal. WorldSBK Argentina A cámara lenta
La vida sucede con un intercambio constante de situaciones. A cada uno nos afecta directa o indirectamente lo que otros hacen y por supuesto, nuestras propias acciones. Las variables son muchas, demasiadas, incontrolables. Frente a la opción de control, que puede llevarte al estrés, a la frustración, a la desesperación, hay otra corriente que aboga por dejar que las cosas fluyan, haciendo tu parte del trabajo, por supuesto, pero sin entrar en más, pues son tantos los elementos que, cuando lo piensas fríamente, te das cuenta que es un objetivo inalcanzable.
Entretanto, nos comunicamos y nos decimos las informaciones que creemos importantes, aunque en ocasiones son tan importantes que no nos las decimos. Al final son decisiones, tomadas sobre lo que sabemos o lo que dejamos de saber.
Este fin de semana hemos visto un buen cúmulo de decisiones en el WSBK de Argentina, en las dos categorías que han corrido, pues recordemos que las pequeñas no han viajado a la tierra de la plata. He preferido dejar pasar algo de tiempo aun asumiendo que los clicks en la lectura serán menores, pues lo que prima en la actualidad es la inmediatez, pero la perspectiva que da el ver las cosas con cierta lejanía y conociendo lo que dicen unos y otros y lo que dejan de decir, lo compensa.
Los pilotos hablaron, antes de la carrera y después de ella. Unos dicen que todos estaban de acuerdo en no correr y que presiones de última hora fueron las que llevaron a los más punteros a competir, obviando las conversaciones que, según parece, mantuvieron entre todos y que llevaron a acordar no correr en sábado para hacerlo dos veces en domingo, con dos carreras de larga duración, pasando entonces la carrera del sábado al domingo y anulando la Superpole Race. A posteriori, unos dicen que se podía correr y lo hicieron, otros dicen que el aceite del asfalto, debido a las altas temperaturas, convertía el trazado en algo más que peligroso, otros pocos argumentan que hay que adaptarse, los cuartos apostillan que lo principal es la seguridad… comunicado va, comunicado viene, equipos desmarcándose de las decisiones de sus pilotos… un sindiós.
¿Y qué dice la organización? Pues que la pista estaba para correr, que las indicaciones que se hicieron para preparar el circuito se dieron conforme marca el protocolo, que en las reuniones en los libres con los pilotos estos dijeron que se podía correr… Es decir, desdicen lo que los pilotos dijeron.
Saber o no saber lo que ha pasado es más un acto de fe que otra cosa, porque decidas creer a quien decidas creer, siempre hay una parte que dice todo lo contrario, luego corres el riesgo de haber optado por la decisión errónea. Decisiones.
Que se lo digan a Krummenacher. Sin pelos en la lengua, aseguraba que lo que había pasado con su moto no era normal, que el equipo había hecho algo en el motor de su Yamaha (o había dejado de hacer) para que corriese menos y de esa forma favorecer los intereses de Caricasulo. Se da la circunstancia de que Fabio Evangelista, team manager del Bardhal Evan Bross, es el representante de Caricasulo. Ambos estrenaban motores, pero a pesar de ello el rendimiento no ha sido el que acostumbran las Yamaha pintadas de amarillo, siendo una más lenta que la otra. Si preguntas en el equipo, te dirán que eso no son más que especulaciones, aunque de momento están dando la callada por respuesta, así que, al igual que antes, es cuestión de decidir a quién creer.
Personalmente no me quedo con ninguno y al pasar los días lo único que siento es pena. ¿Qué estamos consumiendo?, ¿qué y cuánto de deporte queda en el motociclismo?, ¿cuánto hay de mentira o quizás la pregunta correcta es cuánto hay de verdad? Los intereses se multiplican en la misma proporción en que aumentan los billetes que hay de por medio. Cuanto más grandes son las cantidades que se manejan, mayores son los intentos por controlar lo que sucede y lo que se dice, si no, pensad cuánto contenido se realiza al margen de lo que publica directamente el servicio de prensa del organizador. Las limitaciones son tales que ni siquiera se les permite a los pilotos colgar vídeos dentro del circuito, aunque sea soplando una vela. Todo está controlado, todo debe estar medido, todo debe pasar por el filtro para que el producto sea “consumible”, aunque resulte infumable.
Para mí, la cuestión no es si se debía o no correr, si se podía o no correr, si la pista esra lo suficientemente segura o no, ni quiénes han resultado ser “Judas” en toda esta situación. Todo eso es importante, sin duda, pues son elementos (de saberse) que resolverían parte de las muchas preguntas que podemos hacernos alrededor de lo sucedido, pero a mis ojos, todo va un paso más allá y observo con estupor que lo que nos llega no es más que un porcentaje pequeño de verdad. ¿Cuánto callan todos?, ¿qué pueden decir?, ¿qué es necesario contar y qué no?
Y lo más gracioso de todo es que las carreras fueron interesantes, comprobando lo bien que gira la Kawa con Rea a pesar de no acelerar como la Ducati, lo mal que gira la Panigale a pesar de Bautista y aun acelerando más que la Kawa, lo “pila” que sigue Razgatlioglu, etc…
Un campeonato con motos de calle… ¡No me creo nada!