Egalité 2019: los (mini) Mappings del GP de Francia
Aprovechando la coyuntura de un retraso en la entrega de los mappings, quizá sea un buen momento para centrar la mirada en algún aspecto sobre los que al abajo firmante le gustaria escribir en off, como una voz de fondo, sobre las imágenes que nos dejó el GP de Francia.
No se puede empezar sin celebrar el triplete de Moto2. La más que esperada y deseada victoria de Alex Márquez me hace abrir con el Mapping 73 esta atípica entrega. Como atípica por lo autoritaria, para lo que nos tiene acostumbrados, fue la victoria de Alex en Le Mans. Y es que el menor de los Márquez ya mostró síntomas de (mucha) mejoría durante los libres y qualy de Jerez que no pudo refrendar en carrera. Esa mejoría no era más que facilidad para alcanzar tiempos y ritmos a los que el pasado año 2018 no conseguía llegar ni tan siquiera a igualar el nivel alcanzado y demostrado en 2017. Alex Márquez ya dejó claro que la politíca de Dunlop en Moto2 le dejaba a la pata coja en muchas ocasiones por la poca variedad de compuestos que Dunlop ofrecía…. hasta precisamente Jerez de este año, dónde los anglojaponeses introdujeron por fin las especificaciones diseñadas para la era Triumph abriendo el abanico de posibilidades para los pilotos, de los cuales sólo Alex Márquez (y quizá Augusto Fernández) estén sabiendo, o pudiendo, obtener un rendimiento que les lleve a las victorias o podios con la diferencia a otras veces, a depender de ellos mismos para conseguirlo y no de fallos ajenos, como el que cometió el líder Lorenzo Baldasarri.
Quizá Jorge Navarro esté en ese grupo a los que la llegada de los nuevos Dunlop les permite hacer lo que saben con la moto, que en el caso de Navarro es frenar muy tarde (tan tarde y tan al límite que a veces se colaba) para trazar en V con su Speed Up (dónde deberían estar muy contentos por la estabilidad de rendimiento que Navarro ha traído al equipo) frente a la suave C de paso por curva elevado de la Kalex de Fernández. A mí esas cosas me encantan por la variedad técnica y de estilos que ello conlleva, una nota de color muy fuerte en una competición donde la estandarización de pilotajes y mecánicas empieza a asemejarse, salvo en los casos en los que es una realidad, a una cadena de montaje.
KTM ha elegido, o más bien se ha encontrado, una moto que pide esa misma trazada que Navarro exige a la Speed Up, incluso parece que más que pedir esa trazada es que no permite otra. Ya en Francia pudimos ver cómo Brad Binder (el Binder bueno) trazaba un poquito más redondo que en Jerez, KTM está empezando a traer muchas piezas nuevas para MotoGP y Moto2, y en el caso de Moto2 podemos afirmar sin miedo a equivocarnos que Dani Pedrosa no es el desarrollador de sus relativas mejoras. Es curioso que todos se fijen en el tubular de KTM pero nadie esté nombrando a las suspensiones WP de las KTM, que imagino que algo tendrán que ver en este asunto que presenta problemas tan paralelos en la Moto2 y la MotoGP austríaca (es muy díficil escribir Mattighofen sin hacer copy-paste, que lo sepan).
La actuación exageradamente de más a menos de Tom Luthi en Francia puede dejarnos ver el que haya sido el piloto menos beneficiado por el cambio y en el caso de. Los siguientes GGPP nos confirmarán o desmentirán esta intuición.
Mapping 44: el gran protagonista de Le Mans fue, a mi entender, Pol Espargaró. Y poco se está hablando de él, que en un perfil muy bajito está dando el callo encima de la moto más que el 80% resto de la parrilla de MotoGP, por mucho que digan y se autoproclamen como los mejores pilotos posibles para una moto determinada como hace su hermano mayor Aleix, mal llamado Campeón del Mundo de una categoría que nunca existió como fueron las CRT. A Pol se le está despreciando mediaticamente desde la misma fábrica de KTM, dónde ponen todas sus esperanzas en un Dani Pedrosa (ya sabéis, el que no ha probado las mejoras de la Moto2) para hacer competitiva la KTM de MotoGP mientras Pol, con su trabajo, con sus entrenos, con sus indicaciones y con su DETERMINACIÓN sobre la pista (algo que le faltó a muchos no campeones de MotoGP) a poner la KTM en una fantástica sexta posición final a tan sólo 5,9 segundos del ganador y unos 3’5 del podio en condiciones de seco. Un «gap» que directamente le hubiera colocado en el cajón de Le Mans el pasado año, un dato que vale relativamente de poco, pero el que sí canta es la diferencia marcada con sus compañeros de marca: 27 segundos. Un mundo en el campeonato con los tiempos más apretados en la historia de la categoría reina.
Va a ser muy injusto, mucho, ver como ese trabajo, entrenos, indicaciones y DETERMINACIÓN de Pol Espargaró se vea eclipsada por el empecinamiento del CEO de KTM en sacar pecho por haberle «robado» Pedrosa a Honda para no competir. Un Pedrosa que por problemas físicos sólo se ha subido a la KTM de MotoGP para testarse a sí mismo y que realmente no sé que puede haber traído de la metodología Honda que no viniera ya en la maleta de Mike Leitner, o lo que es lo mismo, que pongo muy en duda y cuarentena que Pedrosa pueda haber aportado algo más que fotografías para anunciar Red Bull en el desarrollo que Pol, el líder real de KTM por tiempos, resultados y trabajo, está realizando, poniendo a la KTM en los tiempos de las Yamaha, Ducati, Suzuki… Esto es algo que sólo Pol ha conseguido y demostrado en Francia.
MotoGp
Lo cual me lleva de nuevo a esa duda que tengo sobre el funcionamiento y rendimiento de las MotoGP: dónde termina el rendimiento de la moto y dónde empieza lo que pueda aportar el piloto en cada momento puntual. En el caso de Pol parece claro que es Pol (y sólo Pol y su box) el que aporta esos 27 segundos que el resto de pilotos y boxes no aporta o deja de aportar, pero… ¿qué ocurre en el resto de marcas y momentos puntuales? (preguntarse mientras levantamos las cejas).
El caso más representativo de los demás, por resultados, es el de Honda. Es tan obvio el rendimiento de Marc Márquez con respecto a cualquiera de sus compañeros presentes o pasados que directamente ni se nombra. El otro caso de gran obviedad, también con respecto a compañeros presentes y pasados, es el de Suzuki y Alex Rins, y por supuesto Aleix Espargaró y la Aprilia con sus compañeros presentes y pasados. El que me deja muchos, muchísimos interrogantes sobre lo que cada piloto está dispuesto a aportar en cada carrera es el caso de Ducati. Tener a tres Ducati en los cuatro primeros dice, y mucho, de lo que la moto aporta al resultado, y también dice, y mucho, de lo ramplón y excesivamente conservador planteamiento de su señalado y elegido número uno Andrea Dovizioso. Si Ducati tuviera un piloto capaz de marcar las diferencias con Danilo Petrucci o Jack Miller que en otras marcas sí se dan, Marc Márquez se mostraría menos risueño y quizá no tendría 7 mundiales como hasta ahora, y quizá Ducati no tendría dos subcampeonatos como hasta ahora. Visto y analizados los dos últimos años, me parece lícito y lógico que Ducati haya puesto todos sus huevos en Dovi y que pida al resto de sus pilotos máximo respeto y exquisitez hacía Andrea (ese concepto denominado MAPPING 8), pero Andrea no está siendo capaz de poner esa diferencia que sí ponen Marc, Alex y, por supuesto, Valentino Rossi (venga, que ya me voy acercando).
Y es en Yamaha dónde quiero terminar con el desarrollo de mis dudas y desconocimientos (que siendo sinceros difrazo bajo ese concepto denominado INTUICIÓN), quizá intentando desmitificar un poco el (fantástico) trabajo de Fabio Quartararo, quien estoy convencido que está llevando muy bien, no sé si al limite, su Yamaha M1 pero también estoy convencido de que no sería capaz de marcar la diferencia que regularmente marca Rossi con una M1 llevada al límite, o cerca de él. Lo que viene siendo pilotar una MotoGP, lo que era pilotar una 500, lo que era pilotar una unrideable de los 80 con neumáticos de cartón, que había pilotos que ponían una diferencia que otros no (sin entrar en rollos de mejoras técnicas en unos u otros). Y amigos, todo esto ocurre en una coyuntura que nadie, nadie, está remarcando: tenemos la parrilla y resultados finales más apretados de todos los tiempos, lo que nos deja la duda final:
¿Cúal es el nivel real de cada moto y piloto con doce o más tios rodando en el mismo segundo? ¿Cúanto pone cada piloto y cúanto cada moto? Creo que hay que preguntarse esto de esta manera porque nos puede cambiar la forma de ver las carreras y sobre todo, el valor justo de lo que hace cada piloto comparado con el potencial de su compañero: en Honda tienen a Marc y al resto (y me váis a perdonar que no quiera nombrarlos), en Ducati tienen, desde hace cuatro o cinco años, a Dovi y otro piloto que le moja irremediablemente la oreja, la Sussie tiene a Rins, Aprilia cuenta con Aleix como punta de lanza (nadie se pregunta dónde llegaría la Aprilia en otra punta de lanza con la determinación de Aleix?) y en Yamaha siguen haciendo exactamente lo mismo que llevan haciendo las últimas tres temporadas: Maverick Viñales culpando a todos de sus desgracias (en Francia le tocó a Bagnaia) y Rossi a un pasito de la victoria en un entorno más apretado que ha colocado las Ducati por delante suyo.
Con todos mis respetos a la categoría de Moto3, no olviden vitaminarse ni mineralizarse, nos vemos (como tarde) tras el GP de Italia y nos oímos en MotoRaceNation.