Montmeló y el puñal en la espalda.
Mucho, mucho para comentar desde la última vez que escribí algo, y casi todas ellas lo suficientemente graves como para no escribir ni frivolizar con ellas en una entrada de un enteradillo como el arriba firmante.
Eso sí, tenía en mente una entrada tras el GP de Montmeló en el que, uno de mis cuentos para dormir que elucubrando con la excusa de la seguridad, pretendía comparar a ese ente llamado “MotoGP” (en el que se incluye Dorna, MSMA, IRTA, TV’s, pilotos e incluso Marlon Brando en el papel de Bruto) con la mujer del César, que ante todo, debe parecer honrada. Muy bonita la entrada en la que pensaba contaros qué detalle me hizo pensar, creer y convencerme (aún lo estoy) de que el bueno del Circuit de Catalunya, Montmeló, tiene los días contados en este Mundial de MotoGP (el que incluye a todos los anteriores y, a partir de ahora, a Marlon Brando también).
Luego, como en la última, aparecerá algún comentario tipo «qué buen artículo, no tan bueno como los míos pero muy bueno…».
El detalle, un plante de pilotos exigiendo públicamente reformar las escapatorias en la bella, vertiginosa, tristemente famosa y maldita curva 11 para competir en 2018. Un detalle que comenzó con las tristes declaraciones de Rossi el sábado por la tarde del GP de 2016 en las que se quejaba del nulo caso que habían recibido sobre la escapatoria de la curva 11 durante los últimos 6 años, un detalle que continuó cuando ningún piloto se quejó durante los test que se hicieron en Montmeló previos al Gran Premio y un detalle que terminó con Ezpeleta diciendo aquello de «bueno, si no se corre en Montmeló ya correremos en otro lado…». Un detalle que terminó en el pasado GP de Austria a celebrar en el Red Bull Ring (adivinen quién paga) cuando los pilotos dijeron que en mojado el circuito no parecía seguro, pero que vamos, que con llevar cuidadín con los muros cercanos todo bien.
Detallitos tontos en torno a unas reformas que parece que ni Dorna está muy dispuesta a costear ni el mismo circuito tiene muy claro como afrontar, viendo además que el GP de MotoGP no parece entrar en los intereses políticos de los gobernantes catalanes del momento, y a veces me pregunto si no habría quien lo interpretara como un triunfo (a favor de la ecología o en favor del gasto público o yo qué sé…) no celebrar el GP.
Un llamativo y valiente plante en nombre de la seguridad en los tiempos en los que existe un reglamento que prohíbe las críticas públicas a la organización del Mundial y que esgrime la gran excusa de los cambios en MotoGP: la seguridad. Recuerden que las MotoGP pasaron de montar motores de 990 cc a 800 cc porque los primeros corrían mucho en las rectas y esto resultaba inseguro. Tres (o cuatro) años después el reglamento varió de 800 cc a 1000 cc porque las 800 corrían mucho en las curvas, lo cual resultaba inseguro para los pilotos. Y no, no es un chiste. Como con la mujer del César, da igual el motivo si parece que el motivo es la seguridad.
De no ser porque el GP de Tailandia está asegurado y firmado, que nos plantamos con 19 carreras y que igual hay que ir haciendo hueco en el calendario para otras carreras, puede que no viéramos a un plante de pilotos en Montmeló sino a Marlon Brando interpretando el papel de abanderado de la seguridad de la curva 11, una seguridad en la que durante seis años ningún medio ni piloto han tenido cojones a criticar salvo, que yo sepa, Valentino Rossi. Una interpretación que serviría para empezar a justificar, como un cambio de cilindrada, la caída de Montmeló del calendario del Mundial de MotoGP. El MotoGP que engloba a promotor (Dorna), equipos (IRTA), constructores (MSMA), pilotos y ahora, a Marlon Brando clavando un puñal en la espalda del César/Montmeló.
Pero los acontecimientos venideros me quitaron las ganas de escribir sobre la seguridad de Montmeló como excusa, y me refiero a la muerte de Enric Saurí durante las 24 Horas de Cataluña. No conocía a este piloto ni soy seguidor de la resistencia, pero lo cierto es que ya somos lo suficientemente mayores para saber que la mejor muestra de respeto es el silencio más que los escritos plañideros sobre pilotos a los que nunca hemos visto competir. Al que sí conocía (muy poquito) era a Giorgio Manziana, que hizo muchas veces de asesor técnico en interminables conversaciones on line para que pareciera que sabía de lo que escribía, y para él va ésta entrada.