Andrea Dovizioso, The Quiet Man
¡Buenas a todos!
Aprovechando el excelso momento de forma en el que se encuentra Dovi, y con el carrerón que nos brindaron tanto él como Marc en Austria bien fresco en la memoria, me dije: ¿por qué no le dedicamos unas líneas? Al fin y al cabo se está haciendo un hueco, por méritos propios, entre los grandes de la categoría.
Y aquí estamos, con el Word en blanco y múltiples pensamientos que se agolpan, cada uno en una dirección distinta, esperando salir y plasmarse en papel ( o más bien tendría que decir en bits…)
El caso de Dovi es el del antihéroe: un tipo normal, de los que no ofrecen grandes titulares, que pasa desapercibido a la hora de las firmas, los pósters y todo lo que conlleva la parafernalia del Gran Circo, pero que ve como ahora, a sus 31 años, le está llegando SU momento.
Nunca fue un ídolo de masas. Es más, siempre que me acuerdo de sus comienzos y sus temporadas en 125cc y 250cc recuerdo a un tipo gris, frío, calculador, resultadista y poco dado a las machadas y/o últimas vueltas de infarto. En él siempre reconocías un buen piloto, pero NO un GRAN piloto.
Fino, muy constante (creo que existe un dato escalofriante en cuanto a sus carreras consecutivas en MOTOGP sin faltar a ninguna), es como el yerno perfecto. Sabes que siempre pedirá permiso para levantarse de la mesa, y traerá a tu hija a casa a la hora pactada.
No obstante, eso no es ningún menosprecio a su carácter: más bien lo contrario. Él mismo ha comentado hace bien poco que muchos pilotos no tienen personalidad. Que todos buscan imitar al Gran Mesías Transalpino. Muchos de la actual parrilla, y otros que vienen por debajo, creen que lo de los cascos, la parafernalia inútil pero efectiva de cara a llenar titulares de prensa, los monos llamativos y veinte mil chorradas más, les da un plus de diferenciación: allá ellos.
Es más: Dovi siempre ha sido como el antagonista del 46. Siempre a su sombra, y hasta hace no mucho, declarado enemigo (por lo bajini, que el chico es muy discreto), jamás ha osado en discutir el cetro de ídolo de masas del de Tavullia. Pero cuando se encontraban en carrera, sabías que no le iba a dejar pasar fácilmente: que Andrea no rinde pleitesía como sí han hecho otros en el pasado, algunos vergonzosamente, cuando el Mega campeón se acerca a tu colín.
Os contaré una anécdota personal: cuando llego Valencia 2015, y el de Yamaha necesitaba imperiosamente remontar para tener alguna opción de Titulo, hubo una imagen tan elocuente, cuando Petrucci casi se sale a la grava para dejar pasar al 46, que mi hijo mayor no hacía más que decirme..”Papá ponme otra vez lo de Danilo”, y se descojonaba de risa…
Nunca veréis a Dovi hacer algo así.
En Italia estar a la sombra de Dios es jodido, muy jodido: el 99% de los pilotos transalpinos deciden abrazar la Fe Única y declarar por activa y por pasiva, su amor incondicional e ilimitado a su Líder Supremo. Pero Dovi NO: jamás.
Reconoce, como no podría ser de otra forma, el legado del 46, pero él va a la suyo, que es SU camino, único e intransferible, no a convertirse en una réplica más, burda y de mercadillo, del que DEBERÍA ser (así lo dice la Biblia), su única luz.
Menudo contraste con el tipo que ahora mismo no para de reventar motos en Suzuki.
Dicho lo cual, Andrea está ahora donde está por varios motivos. Está claro, que su conocimiento de las motos de Borgo Panigale es inmenso y que sabe como nadie como gestionar los múltiples y variados factores que las convierten en motos tan especiales.
Por otro lado, estamos en un Mundial atípico. Un Mundial en el que un Domingo es blanco, al siguiente es negro y en el que no dejarse llevar por los extremismos (ni tan arriba cuando ganas, ni tan abajo cuando no salen las cosas), es VITAL para conservar intactas tus opciones hasta el final.
En esto le podría dar un Máster a Maverick “Ansia Viva” Viñales, un tipo que se cree que un Mundial de MOTOGP se gana en cuatro carreras, o que se pierde por dos malos resultados…
También existe un factor equipo MUY importante en el caso de DUCATI, además, en una doble vertiente.
Por un lado el aspecto técnico: la gente de Dall’Igna, como ya demostró el año pasado, trabaja, investiga y no para de buscarle recovecos al reglamento técnico, para implantar en sus motos evoluciones que las hagan más competitivas y rápidas. La época en la que DUCATI se limitaba a copiar lo que otros hacían acabó con la llegada de Gigi.
Y por otro, su compañero de equipo. Tener a todo un Campeón como Jorge a tu lado, que además es de tu misma quinta, y no a un descerebrado arruina carreras y carenados, te da un plus de motivación, y a la vez, tranquilidad, muy importante. Comentaba Dovi que la diferencia más grande que había en el Box con respecto al año pasado, es que lo compartía con un tipo que le respeta (saludos para Iannone desde Emilia-Romagna).
Todo esto y una victoria de las que valen por diez, hacen que, ahora mismo (Agosto 2017) Andrea Dovizioso sea el principal rival que tiene Marc en la lucha por el Título.
Un tipo que “solo” tiene 14 victorias en sus más de dieciséis temporadas en el Mundial, pero que ha sabido esperar a su ritmo, pausado pero sin pausa, su momento para acometer el mayor de los desafíos: ser Campeón del Mundo de MOTOGP.
Así es Andrea: definitivamente, UN HOMBRE TRANQUILO.