Navarro

Moto3 o la guardería de pilotos que no quieren ganar

Jorge Navarro desestima luchar por el titulo de Moto3 y llegar a Moto2
Jorge Navarro desestima luchar por el titulo de Moto3 y llegar a Moto2 Repsol Media

Si eres de los que viste la carrera de Moto3 del pasado Gran Premio de Australia agradeceré que sigas leyendo, si no lo viste o estás más interesado en recordar lo que pasó hace un año en Malasia y leer artículos de gente que prefiere no calentarse la cabeza re-escribiendo algo del pasado en vez de fijarse en el presente, agradecerás que te aconseje que no sigas leyendo.

Si eres de los que viste la carrera de Moto3 del pasado Gran Premio de Australia eres de los que, en mi opinión, fuiste testigo del probablemente gran error de Dorna en la gestión del Mundial FIM de Velocidad (no confundir con MotoGP, que “sólo” es una de las categorías del nombrado certamen). A Dorna se le critica muy fácilmente y muchas veces ellos se lo buscan más por las formas o las opacidades con las que se toman algunas decisiones que por las mismas decisiones en sí, lo que es cierto es que hay que reconocer que ha tenido muchos aciertos y es gracias a esta empresa que hoy en día aún podemos disfrutar del Mundial FIM de Velocidad, o al menos, disfrutarlo en el actual formato. Pero no será hoy cuando escribamos de estas bondades.

Si eres de los que viste la carrera de Moto3 del pasado Gran Premio de Australia, igual viste lo mismo que yo, una caótica carrera de adolescentes adrenalíticos intentando pasar todos al mismo tiempo por la misma curva provocando las numerosas y escalofríantes caídas que tuvimos la mala suerte de ver. Salvo un par de referencias, como la del recuperado talento de Fabio Quartararo y su exuberante exhibición en esa pista de los pilotos que es Philip Island, la del jefe de turno Brad Binder o la desmedida inteligencia en el final de carrera de Aaron Canet pudimos ver a un montón de aspirantes al título, al subcampeonato o al título de Rookie del Año ir rodando por los suelos, varias veces incluso, en un muestrario de errores propios o extraño fruto de una excesiva fogosidad, de querer inventar la rueda (como Juanfran Guevara, que justificaba ir fuera de trazada intentando pasar a no sé cuantos pilotos en la segunda curva y por fuera) o, como muchos dijeron, por las díficiles condiciones de la pista, fría y con viento. Claro, lo que pensamos otros es que para esto vale la experiencia y la cabecica, para adaptarse a las condiciones díficiles de la pista. Algo que Dorna decidió eliminar en su día cuando planteó el Mundial FIM de Velocidad como un embudo sin remedio hacia MotoGP.

Quizás (quizás..) si hubieran más especialistas en la categoría, más referencias para los jovenes, igual no hubiera ocurrido tal debacle y muy jóvenes pilotos se dedicarían a observar qué hacen los especialistas de la categoría pequeña, aquellos pilotos que otrora fueron muy valorados, como Aspar, como Gresini, como Sakata o cómo no, el mismo Ángel Nieto, antes que dedicarse a querer pasar todos por el mismo sitio a la misma vez. El embudo planteado por Dorna trae consigo que nadie (o muy pocos) quieran poseer algún Título Mundial de Moto3 o Moto2 (como los anteriormente nombrados), y pongo en duda seriamente que quieran llegar a luchar en serio por ello cuando lo que estamos viendo son pilotos que promocionan de categoría antes de haber demostrado nada (o muy poco) en Moto3 o incluso Moto2, dos categorías que, de repente, no tienen mucho más valor que el de situarte físicamente en el mismo espacio por el que deambulan los managers que negocian con los equipos de MotoGP. Pilotos que entierran su prestigio con la pesada losa del olvido del aficionado (madre mía, y los suecos dándole el Nobel a Bob Dylan) o que sencillamente desdeñan potenciales triunfos deportivos (Elías, Barberá, Baz) por estar presentes en MotoGP viendo cómo los resultados no llegan y siguen sin llegar (el doloroso caso de Tito Rabat, cuyo paso atrás sería volver a una categoría, por definición, de aprendizaje).

Rabat

Personajes como Max Biaggi, Antong Mang, Sito Pons, Tetsuya Harada, o incluso mucho menos laureados como el mismo Wilco Zeelemberg o Jean Philippe Ruggia, pilotos reconocidos y de prestigio mundial, ya no tienen sentido hoy en día. ¿Quién quiere ser multicampeón, o referencia de una categoría cuya carrera puede llegar a suspenderse con tal de no tocar el horario de MotoGP? ¿Toni Elías? ¿Héctor Barberá? ¿Andrea Iannone? ¿Alex Rins?. Ya demostraron que no.

Quizá si Moto3 (y Moto2) no se plantearan como categorías de aprendizaje sino como una digna de llamarse Campeonato del Mundo, los chavales ya llegarían aprendidos y con ganas de triunfar en esta categoría antes de hacer bulto en la parrilla de la categoría supuestamente superior (Moto2 o MotoGP), evitando así (es un suponer) las partidas de bolos que pudimos ver el pasado Gran Premio de Australia de Moto3. Y quizá hubieran más constructores interesadas en ellas, como en un no tan lejano pasado. Éste es el gran error, para mí, de Dorna: desprestigiar las grandes categorías de motos pequeñas, despreciar la especificidad de su pilotaje y mecánica. Y si han podido traer nuevas marcas a MotoGP con reglamentos técnicos impensables hace poco, quizá también pudieran traerlas a Moto2 y Moto3.

El caso de Karel Abraham es, para mí, especialmente significativo: un piloto que podría tener un buen nombre en Moto2 (donde llegó a demostrar un buen nivel) pero que terminó machacado por la presión de competir en MotoGP y las lesiones y cuyo entorno nunca reconoció su error: todos preferían mal morir en MotoGP a vivir dignamente en Moto2.

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