LAS COSAS NO SON SIEMPRE COMO TIENEN QUE SER

Así es, vivimos la vida esperando que sucedan los hechos tal y como tenemos previsto. Quizás, lo que ahora llamamos «zona de confort» es excesivamente grande y solo basta que algo no ocurra conforme al plan trazado para que nos sintamos inquietos y preocupados; no hemos alcanzado el objetivo.

Hay un verbo que me encanta, «terribilizar». Me temo que es un poco «palabro», pero todos lo entendemos nada más oírlo. Tendemos a engrandecer, magnificar los problemas cuando en realidad no lo son tanto o, en la mayoría de las ocasiones, ni siquiera podrían definirse como tales, simplemente son hechos puntuales. Sobre esto nos podría hablar mucho y muy bien Rafael Santandreu, así que no seré yo el que insista sobre el tema habiendo personas que lo hacen tan bien.

El caso es que este fin de semana ha ocurrido algo muy relacionado con todo esto en El Circuito de Aragón. El fin de semana de carreras ha sido un suceso extraño dentro de los planes que podríamos hacernos antes de celebrarse. Todos tenemos claro, o al menos es lo que los hechos nos han enseñado, que el equipo Provec tiene los dos mejores ases para hacerse de nuevo con el mundial. Sykes y Rea se pasean por el paddock siendo señalados por todos como los gallitos de la categoría y la ZX10 se muestra como la moto más homogénea de todas. Siendo así, es normal llegar a cada prueba señalándolos como los favoritos. También es cierto que la Ducati, y digo bien, la de Davies (a Giugliano ni se le espera…), se cuela entre ambos para dar un poco de guerra, aunque en la mayoría de las ocasiones sucumbe frente a alguno de los dos pilotos verdes. Este es el plan establecido.

Pero este fin de semana ha sido distinto. Chaz Davies ha sorprendido (a medias) a todos con dos victorias aplastantes y un ritmo que nadie ha podido seguir, apartando al resto de pilotos con un saco de segundos de diferencia. Con las Yamaha en primera línea, dejándose ver cada vez más y reclamando su cuota de protagonismo (aunque no como se esperaba, creo), partíamos con la sensación de volver a asistir a una pelea entre Rea y Sykes. Así ha sido, pero no siendo el objeto de deseo de ambos el primer escalón del podium, sino luchando por ser segundo y tercero.

La cara de Rea tras acabar la manga dominical era un poema; no estaba satisfecho, para nada, ni con el resultado ni con el comportamiento de la moto, quejándose de rebotes en la dirección. Sykes, algo más positivo, hacía un análisis menos dramático del asunto, pero ambos coincidían en que había que analizar profundamente lo ocurrido.

Ducati está trabajando incansablemente para mejorar su Panigale. Lo más evidente era un nuevo sistema de escape que abandona por completo las salidas por la quilla y optan por otros laterales, tal y como empezaron a hacer a mitad de la temporada pasada. A Davies el circuito se le da de maravilla, consiguiendo aquí la primera victoria de la Panigale desde su estreno en el mundial y habiendo conseguido victorias con otras motos en este mismo circuito. Siendo así, no deberíamos pensar en una situación tan dramática como presentaban los pilotos Kawa; el resto de pilotos también corren y todos lo hacen para conseguir el máximo.

De cara al espectador, tener más pilotos en la pelea por la victoria es necesario. Tener la certeza de lo que va a ocurrir cada fin de semana hace del campeonato un evento «aburrido», así que las victorias de Davies vienen como agua de Mayo. Lo que no termina de cuajar, al menos eso creo, es el nuevo sistema de desarrollo de la competición. Hay pilotos que reclaman una tanda libre más, pues es poco el tiempo que tienen para trabajar en las motos, algo que ya anticipamos en pretemporada cuando supimos del nuevo reglamento. Al final, son los que más recursos tienen y los que más experiencia acumulan, los que más partido sacan al nuevo sistema, dejando en clara desventaja a pilotos y estructuras nuevas.

Entre las gratas sorpresas, sin duda, la mayor ha sido la de Xavi Forés. Enorme todo el fin de semana y superando los problemas físicos que sufría tras la caída durante la primera prueba del Mundial, Xavi ha conseguido llevar la Panigale del equipo Barni a la cuarta posición en ambas mangas, todo un «puntazo» teniendo la costumbre de ver solo motos oficiales en las primeras posiciones. Quizás, de no haber perdido tanto tiempo en superar pilotos en la segunda manga, podría haber optado a un podium, pero esos dos cuartos puestos saben a gloria tras el comienzo de temporada que había sufrido. Ducati debe tomar nota y seguir con el apoyo que, sin duda, está ofreciendo a un piloto currante como pocos y que ha ayudado a poner la Panigale en la situación en la que está actualmente.

En esa tesitura está Román Ramos. Con una regularidad increíble, sufre el «síndrome del euro». Es evidente que este es un deporte caro y que si no tienes recursos no puedes tener piezas que hacen ganar décimas, pero la constancia en trabajo y resultados debería llamar la atención de alguien en Kawasaki; es el primer piloto Kawa, por sistema, en todas las carreras, tras los dos oficiales. Y de primer piloto de marca ha ejercido Jordi Torres este fin de semana. Según parece, las malas salidas se achacan a problemas con el launch control, aunque también es verdad que con las Aprilia le pasaba algo parecido. Lo cierto es que esas malas salidas están lastrando mucho los resultados del Jordi, pues una vez iniciada la carrera, se muestra rápido como el que más y podría dar la sorpresa en más de una ocasión. Aun así, el resultado global del fin de semana es muy bueno; a seguir así.

Supersport sigue siendo la carrera de los «autos locos». Quitando a los fijos Sofuoglu y Krummenacher, el resto son variables constantes que optan a dar la campanada y para ello van con el cuchillo entre los dientes todo el rato. Ese carácter era el que se le echaba en falta a Nico Terol, garra y coraje para pelear con otros pilotos y es lo que ha conseguido este domingo. Su tercer puesto le deja claro que sigue teniendo velocidad como para poder optar a cualquier cosa y nos alegramos mucho por él. Está en una categoría muy reñida y que para el espectador es divertidísima. Sofuoglu ganó a lo campeón, dominando la carrera, no sin esfuerzos, de principio a fin y mandando así un mensajito a su compañero de equipo, que ha llegado sin complejos y con ganas de ganarlo todo.

Se va perfilando un campeonato interesante. Ojalá y las dudas nos asalten a partir de ahora cada fin de semana y las opciones se multipliquen para que el espectáculo esté acorde a la calidad de pilotos y equipos que tenemos dentro del WSBK. ¡Nos vemos en la próxima!