WSBK Portimao A Cámara Lenta
arREAndo
Que sí, que sí, que así van todos los pilotos del WSBK, achuchando todo lo que pueden para llegar los segundos, porque se ve que el primero tiene nombre propio, Jonathan Rea. Vaya tela con el british, se lo lleva todo de calle. Y lo mejor de todo es que la cabeza la tiene bien amueblada, controla cada situación hasta el extremo y parece que todo le sale bien; sabe cuándo hacer segundo y también sabe que, lo más probable, es que haga primero.
No solo lo sabe él, el resto también, así que, como dice una amiga, solo les queda hacer «aaaaaoooooommmm» y esperar otro momento. Lo vivido en Portimao ha sido muy elocuente; ni siquiera situaciones extrañas, con lluvia que no lo fue tanto, son capaces de descomponer al futuro campeón. ¿Es pronto para afirmarlo? Salvo catástrofe, no. Los números cantan y los piropos que se dedican piloto y equipo hablan de un matrimonio que vive una época feliz, como la que en su día vivió Sykes con ellos mismos.
Los golpes en la cúpula de su Kawa son síntoma de que se «kawa en todo lo que se menea» y que entre la mala suerte, la nueva configuración del «bicho» y su peculiar estilo de pilotaje, lo tiene fatal para hacer una temporada como todos esperábamos de él. Y es que ganas le pone, se pelea en cada curva con la moto, a lo bestia, como siempre ha hecho, pero este año el «fluye como gota por tus caderas» de Rea es un método infalible para llevar la máquina de Hamamatsu.
El circuito es una gozada, muy bacheado, eso sí, demasiados cambios de asfalto y grandes baches en plena frenada, pero la base del circuito es una pasada. He tenido la posibilidad de estar allí y merece la pena, se sale de la tónica y eso se agradece. Pero ni por esa singularidad Rea ha perdido los papeles. Él va a lo suyo, sabe que tiene lo que no tenía antes, una gran moto y eso le da una confianza especial. O mucho cambian las cosas o tenemos Rea para rato. Descartado Sykes, las otras posibilidades están un paso atrás. Giugliano es el Sykes a la italiana y la Ducati se ve «petada», con evolución hecha pero sin llegar a ser efectiva, al menos de momento. Lo más visible es la nueva salida de escape, que sigue siendo peculiar pero que rompe la filosofía original; todo sea por la eficacia. Verla tan «ligerita» de la parte trasera y tan «volcada» hacia la parte delantera es curioso, sensación que se ha ido acrecentando con el tiempo. Lo cierto es que las kawas la fundían a las Panigale a la salida de las curvas y diría que en velocidad punta también les dan un repasito. Vaya papelete para una moto que me encanta y para la que fue gran dominadora del campeonato. Me acordaba de Scott Russell este fin de semana, otro que fue capaz de ganar con las kawa, en aquel caso con las míticas ZXR 750… qué tiempos… Me hago mayor, cago en la leche…
Aprilia las ve venir y se plantea cambio de fichas, Torres a MotoGp (no lo hagas por lo que más quieras) y Melandri a la RSV4. Torres es un tipo estupendo, él se anima hasta con un patinete, pero verle fuera cuando aún está por ver si es capaz de exprimir la moto igual que su compañero de equipo al menos, para mí, sería una decepción. Pero donde manda patrón no manda marinero. Parecido pero no igual ocurre con Terol, que viendo cómo Baiocco ha ido mejorando resultados, ha perdido la moto y el equipo. Y mientras tanto BMW tiene una moto… y poco más se puede decir, salvo que Badovini se ha ganado mi respeto.
En cuanto a supersport, muy rápido dije «va a ganar Sofuoglu» por twitter, en una conversación muy animada con PcMoto, Somoslamoto y Oscar Roo, que dio lugar a algún comentario durante l retransmisión, pero en eso en concreto la pifié. Y es que Cluzel hizo un «turco» y esta vez ni se rompió la moto, ni se cayó, ni llegó al podium con los calzones pringados. Ganó echando lo que, quizás, estaba pidiendo que hiciera su moto simplemente porque era, y digo era, más rápida que el resto. Cara a cara y disputando la carrera, nos hicieron disfrutar, esta vez sin guarradas ni acciones discutibles, como debe ser (o no…)
El caso es que toma aire y su moral ha debido subir, algo que tenía por los suelos tras lo visto en las carreras celebradas anteriormente. Mención especial merece Marcos Ramírez, el piloto gaditano que cada fin de semana está subido en un cacharro diferente y que lo hace realmente bien. Hacer un 11 en todo un campeonato del mundo, con un material que, seguro, está por debajo del que llevan pilotos que quedaron detrás, es de un gran mérito. A ver si tiene suerte y puede desarrollar una carrera como piloto como Dios manda. Crece por días y las motos de «producción» se le están dando especialmente bien, ya san 600 o 1000. Una buena oportunidad pedimos para él.