La noticia de la retirada de Dani Rivas ha dejado helados a quienes seguimos el CEV. Un piloto con una trayectoria dilatada y fructífera abandona la competición justo en el momento en el que lideraba un proyecto ambicioso y con el que ganó la primera prueba del campeonato.

A lo largo del invierno la falta de patrocinios o fuentes de financiación ha sido el comentario generalizado en el entorno de los pilotos y los equipos. Hasta poco antes del inicio del campeonato, las parrillas eran una incógnita, y las confirmaciones de pilotos llegaban con gotero.

Muchos pilotos han llegado a la parrilla a última hora, unos con lo justo para varias carreras, otros muchos con aportaciones personales y el apoyo de pequeños patrocinadores y otros, desgraciadamente, han quedado fuera, renunciando a su empeño por continuar compitiendo, optando por dejarlo o por participar en campeonatos menores.

Los pequeños patrocinadores sostienen gran parte de la parrilla, empresas que por afición o amistad apoyan a pilotos o escuderías. Esto está permitiendo mantener una inscripción decente y son los que jamás fallarán.

Lo sorprendente del caso Rivas es, precisamente, que es uno de los pilotos del pelotón de cabeza.

Esto pone sobre la mesa el debate sobre el futuro del campeonato. Ya no solo se dan de baja pilotos y equipos privados, sino que pilotos punteros renuncian a competir. ¿En qué situación deja la baja del líder al campeonato? ¿Cuál debe ser el papel de la organización?

Una cantera potente necesita recursos para prosperar, a no ser que demos por hecho que el futuro está en otra parte.

Esto implica buscar fórmulas para tener un campeonato fuerte, con pilotos punteros que, estén o no por la labor de dar el salto a competiciones mayores, sean espejo y aliciente para los más jóvenes, aliciente para que los aficionados se animen a ir a las carreras y/o que reserven hueco en su agenda para verlo por televisión.

Ahora que las grandes empresas han dejado el panorama social y laboral a su antojo bajo pretexto de la regeneración financiera, no sé qué excusa tienen para no invertir.